Los perros son animales que, al igual que los humanos, tienen diferentes necesidades que van más allá de las básicas como la comida y el agua. Conocerlas es esencial para garantizar su bienestar físico, emocional y mental; para que tengan una vida plena y feliz.
Además, cada individuo es único: hay que atender las necesidades concretas de cada peludo en cada etapa de su vida.
Abordarlas en su totalidad no solo ayuda a prevenir problemas de salud y de comportamiento, también mejora nuestra relación y convivencia.
Necesidades de los perros en general y del tuyo en particular.
Cada especie tiene necesidades propias. Los gatos, por ejemplo, necesitan estructuras verticales para trepar y observar desde las alturas mientras que los perros necesitan olfatear y masticar.
Además, cada can es un individuo con sus propias particularidades. Otro ejemplo: aunque generalmente son sociales, algunos no disfrutan de la compañía de otros perros, algo que no tiene porqué indicar un problema de comportamiento.
Lo que necesita tu can también puede variar dependiendo, entre otros factores, de su edad (paseos más largos o más cortos, más o menos tiempo de descanso, etc.) o su genética: los perros pastores, por ejemplo, suelen necesitar más trabajo mental.
Tipos de necesidades
Hasta hace poco solo se consideraban las necesidades básicas para la supervivencia: comida, refugio, agua, etc. Hoy en día sabemos que la falta de satisfacción de otras menos “obvias”, como la estimulación mental, afecta a aquellas consideradas más esenciales. Por ejemplo, un perro que no pasea lo suficiente puede desarrollar problemas relacionados con la alimentación, el sueño y el estrés.
Existen muchas clasificaciones de las necesidades del perro. Para que resulte más sencillo de entender las hemos simplificado en tres categorías: fisiológicas (que corresponden a las necesidades básicas), emocionales y sociales, y de estimulación mental. Muchas de las menos conocidas están en estas dos últimas categorías.
Necesidades emocionales y sociales
- Reglas o normas coherentes
Deben ser justas y coherentes, aplicadas por toda la familia de la misma manera. Por ejemplo, si el perro puede subirse a la cama o sofá, debe ser siempre. Consensuar en familia, especialmente si hay niños. - Rutinas estables
La ausencia de rutinas genera altos niveles de estrés y dificulta que el perro maneje situaciones adecuadamente. Las más básicas son los horarios de comidas y paseos. Por ejemplo, un perro que pasea a diferentes horas cada día puede estar en alerta constante, afectando su descanso y bienestar general. - Relación respetuosa con la familia
La relación entre un can y sus humanos debe basarse en el respeto, el cariño y la confianza. Un trato que se aleje de estos principios o el uso de castigos y correcciones afectará gravemente a su bienestar emocional.
Al igual que las personas, cada perro es un individuo con sus propios gustos y “perronalidad”: algunos son más independientes, otros son más afectuosos, algunos prefieren menos contacto físico, otros disfrutan con caricias constantes. Hay que respetarlo y tener especial cuidado en casas donde hay niños, ya que pueden ser muy invasivos. - Seguridad en casa
Identifica si hay elementos que puedan causar miedo a tu perro o que le molesten, como ciertos sonidos o luces, y trata de eliminar o minimizar su exposición a ellos. Por ejemplo, si nuestro can tiene miedo a la batidora o el aspirador, podemos dejarle en otra habitación con un masticable mientras la usamos.
Hay que evitar el uso de productos que puedan ser perjudiciales para su salud, como algunos ambientadores o productos de limpieza y químicos. - Apoyo social
Los animales sociales, como los canes, se apoyan en los miembros de su grupo en situaciones que les superan. Por ejemplo, cuando nuestro peludo se asusta al escuchar fuegos artificiales o al encontrarse una bolsa de basura en medio de la acera. Si le ocurre a tu peludo, apóyale; no lo dejes solo ni ignores su malestar.
Un mito dañino dice que no se debe hacer caso al perro cuando tiene miedo. Nada más lejos de la realidad: es crucial brindarle el apoyo que necesita. - Comunicación y comprensión
Los canes necesitan poder “hablar” y ser escuchados. Es importante que, como responsables de un perro, aprendamos lenguaje canino. Si trata de decirnos algo, por ejemplo que una situación le da miedo o que algo que estamos haciendo no le gusta, y no hacemos caso porque no le entendemos, con el tiempo se verá obligado a utilizar otros métodos de comunicación menos sutiles e incluso conflictivos.
Además, es importante que entendamos cómo se comunican entre ellos y respetemos su lenguaje: un error habitual es creer que un perro que acecha a otro quiere jugar (puede ser, pero la mayoría de las veces significa otra cosa) o, cuando el can se para al ver a otro en la distancia, forzarlo a saludar.
Necesidades de estimulación mental
- Toma de decisiones
Hay que ofrecerle oportunidades para elegir entre distintas opciones, como darle dos masticables para que decida cuál prefiere o, en la medida de lo posible, que elija por dónde vamos en el paseo. Dado que la mayoría de las decisiones en su vida las tomamos nosotros, resulta muy beneficioso permitirles cierta autonomía. - Novedades
Es importante introducirlas en su día a día, como cambiar la zona del paseo, darle un juguete nuevo o ir rotando los que ya tiene. En el caso de perros con altos niveles de estrés, es preferible mantener una rutina previsible y, si se hacen cambios, que sean pequeños y manejables para ellos. - Retos
En un entorno natural, sin el control del ser humano, los perros enfrentan diversos desafíos que ponen a prueba su mente y habilidades para sobrevivir. Es recomendable ofrecerles sustitutos de estos retos para mantener su mente activa y estimulada. Por ejemplo, podemos ponerle comida dentro de una caja y que tenga que romperla para conseguirla. - Enriquecimiento ambiental
Hay una serie de comportamientos que siendo naturales para los canes, no pueden realizar (o al menos, no de la misma manera) en su convivencia con nosotros y son cuestiones que hacen que su día a día sea más variado. Por ejemplo, para ellos es necesario escarbar, pero raramente les dejamos hacerlo en el jardín. Es esencial proporcionar oportunidades para que el perro tenga ese enriquecimiento ambiental: desde hacerle “juegos” de olfato para saciar su necesidad de búsqueda de comida a darle para roer juguetes o masticables naturales con los que puedan limpiarse los dientes y relajarse o llevarle a zonas dónde sí pueda hacer esas cosas, como revolcarse en el barro de vez en cuando si le apetece. - Aprendizaje
Al controlar gran parte de sus vidas, sus oportunidades de aprendizaje son limitadas. Debemos fomentar su desarrollo no solo con retos o juegos de inteligencia, sino también enseñándoles habilidades que les permitan integrarse mejor en la sociedad humana, como por ejemplo, salir con calma por la puerta de casa o del coche, responder cuando su tutor o tutora le llama en una situación de emergencia o enseñarle una palabra para evitar que se acerque a un perro que no quiere ser saludado. Esto beneficiará su bienestar mental y ayudará a prevenir problemas de estrés y dificultades de convivencia.
¿Qué pasa si no cubro todas las necesidades de mi perro?
Muchos problemas del día a día con nuestros peludos están relacionados con necesidades no satisfechas. Para hacernos una idea de las implicaciones, aquí destacamos algunos ejemplos, aunque hay muchos más:
- Destructividad: la falta de ejercicio, de estimulación mental o problemas digestivos pueden hacer que el can destroce cosas en casa.
- Pises y cacas en casa: puede relacionarse con paseos insuficientes, falta de rutinas, enfermedades, estrés o problemas emocionales.
- Obesidad o delgadez: vinculadas a paseos insuficientes, ausencia de rutinas, aburrimiento o depresión.
- Trastornos digestivos: los altos niveles de estrés, producto de necesidades insatisfechas, como ausencia de enriquecimiento ambiental, afectan al sistema digestivo con diversos efectos, como diarreas o dolor de estómago.
- Afecciones de piel: producidas por un manto mal cuidado, higiene inadecuada o altos niveles de estrés.
- Problemas articulares: pueden tener su origen o agravarse por exceso o carencia de ejercicio adecuado, obesidad o problemas musculares.
- Conflictos sociales: la falta de relaciones sociales con otros canes o personas, puede producir que cuando se encuentre en la situación, no sepa gestionarla de la forma correcta.
- Depresión: motivada por la falta de estimulación mental y/o sensorial, las malas interacciones con su familia, carecer de posibilidades de explorar o tomar decisiones, etc.
- Ansiedad por separación: relacionada con problemas en la relación con la familia, miedos o trastornos de apego.
- Comportamientos compulsivos: la falta de estimulación mental y física puede resultar en comportamientos repetitivos (estereotipias), como perseguir su propia cola, lamerse excesivamente o caminar en círculos.
- Envejecimiento precoz: una vida pobre en cuanto a enriquecimiento y estimulación así como una mala nutrición llevarán al perro a mostrar un deterioro físico y mental más acelerado, aumentando las probabilidades de que aparezcan problemas como artritis o síndrome de disfunción cognitiva.
- Inseguridad: la imposibilidad de tomar decisiones, de superar retos y las carencias en estimulación mental pueden hacer que el can se vuelva inseguro, evitando nuevas experiencias.
En última instancia, no satisfacer las necesidades del perro reduce su calidad de vida, impidiéndole alcanzar un estado de bienestar pleno y feliz.
Conclusiones
Para garantizar una vida feliz para tu perro es fundamental cubrir sus necesidades de manera equilibrada e individualizada.
Además de ser clave para su felicidad, también lo es para fortalecer el vínculo entre el can y su familia humana. Al cuidarle de manera integral le ofrecemos una vida plena, saludable y equilibrada, que se traduce en una convivencia más gratificante para todos.
Presta atención a los problemas de comportamiento ya que suelen ser un indicador de cuestiones físicas o emocionales no atendidas que pueden afectar negativamente su calidad de vida.
Mitos
Existen multitud de juegos de inteligencia y sí, pueden ayudar a cubrir alguna de las necesidades de nuestro peludo. Pero cada can es un mundo y habrá que buscar el que le encaje y cubra la necesidad a satisfacer. Sobre todo, estos juegos deben tener siempre supervisión humana porque el perro puede frustrarse al no poder resolverlo o incluso hacerse daño con alguna pieza. Por otro lado, el juego de inteligencia no sustituirá al tiempo de calidad a nuestro lado, buenos paseos, la posibilidad de explorar ni otras experiencias relacionadas con sus necesidades. Es un extra que debemos individualizar.
Los métodos de entrenamiento basados en el refuerzo positivo son más efectivos y respetuosos con el bienestar del perro y no afectan negativamente a su estado emocional.
No sólo no es un problema, sino que es necesario. Si es cachorro, habrá que esperar a que tenga la pauta de vacunación completa. Los perros lamen pises para obtener información a través del órgano vomeronasal (situado en su paladar) con el que obtienen información del otro individuo (sexo, madurez, estado emocional, etc.). Además, se dejan mensajes a través de la orina, es parte de sus sistema comunicativo. Igualmente, cuando huelen cacas también están obteniendo información valiosa.