El (falso) líder de la manada

La teoría de la dominancia y el líder de la manada en perros

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Las prácticas relacionadas con la teoría de la dominancia han causado estragos en la vida de muchas familias y perros. Basarse en el miedo y el castigo para educar no solo rompe el vínculo entre el humano y el can, sino que también puede tener consecuencias graves para su salud física y emocional. 

A pesar de los avances en la comprensión del comportamiento canino, muchas personas aún creen que deben ser el “líder de la manada”, y siguen actuando como si su perro, por comer antes o salir antes por la puerta, estuviera intentando dominarles.

¿Qué es la teoría de la dominancia en perros?

La teoría de la dominancia sugiere que los perros establecen jerarquías sociales donde unos individuos dominan a otros. Según esta idea, algunos perros intentarán subir en la jerarquía para convertirse en el “alfa” o líder de la manada, mientras que otros serán sumisos y cederán ante los dominantes. 

Esta teoría tiene su origen en estudios realizados con lobos en cautividad. Se forzó a convivir a individuos que provenían de diferentes manadas en un espacio muy limitado y el resultado fue que los animales entraban en conflicto, luchaban por los recursos. Al que lograba imponerse a los demás, se le etiquetaba como el alfa.

La teoría normaliza la lucha y la agresión como una forma de relacionarse socialmente y de mantener un equilibrio en la manada.  

Ni tu perro es un lobo ni te quiere dominar: la teoría de la dominancia es incorrecta

Las investigaciones científicas en manadas de lobos en libertad han demostrado que no se comportan de la misma manera que las manadas en cautiverio. Las relaciones son más parecidas a las de las familias humanas tradicionales, con un padre y una madre que guían al resto del grupo y con división de tareas en función de las habilidades de cada individuo. No existe el conflicto por la posición de poder ni alcanzar el puesto de “alfa”. 

Además, los perros domésticos no son lobos; han evolucionado de manera independiente y han sido criados selectivamente para adaptarse a la vida junto a las personas. Por lo tanto, aplicar conceptos de dominancia basados en lobos a los perros domésticos es doblemente inapropiado y doblemente inutil.

Los perros no intentan desafiar nuestra autoridad o convertirse en líderes; simplemente buscan seguridad, afecto y colaboración por parte de sus compañeros humanos.

¿Cómo se aplica la teoría de la dominancia en educación canina?

Todos estos ejemplos provienen de la teoría de la dominancia y son, por tanto,  erróneos. Son  “red flags” que te pueden indicar que un profesional está utilizando métodos anticuados y peligrosos:  

  • Tu perro no puede pasar por una puerta antes que tú.
  • Tú tienes que ser el líder de la manada.
  • Si tu can te desafía debes hacerle el alpha roll, para que sepa quien manda.
  • Tu perro tiene que caminar a tu lado. 
  • Siempre debes comer antes que tu perro. 
  • Cuando le pongas la comida tiene que esperar a que tu le permitas empezar a comer.
  • No le dejes subirse a la cama o al sofá. 
  • Un perro que monta a otro es porque quiere dominarle. 
  • Mete la mano en su comedero para que se acostumbre.
  • Mírale directamente a los ojos, tiene que desviar la mirada para mostrar sumisión. 

Consecuencias de utilizar prácticas relacionadas con la teoría de la dominancia en perros

Relacionarse en base a la imposición, la firmeza, el miedo y la agresión tiene unas consecuencias nefastas tanto para el can como para tu relación con él o ella.

  • Pérdida de confianza por parte del perro: no serás una referencia de seguridad si no alguien de quien no sabrá qué esperar.
  • El can se volverá más inseguro: muchos comportamientos que se vinculan a la dominancia no son más que muestras de inseguridad o incomodidad. Si el perro se encuentra en una situación desagradable y encima es castigado, desarrollará más miedo a esa situación o a situaciones similares en el futuro. 
  • Aumento del riesgo de conflictos graves: pongamos que un can está tumbado en el sofá y nos gruñe al acercarnos. Según la teoría de la dominancia, estaría retandonos por estatus y deberíamos obligarle a bajar y castigarlo.

En realidad, ese perro siente inseguridad, cree que vamos a quitarle algo que es bueno para él o ella. Castigarle solo hará que aumente su miedo y la posibilidad de que muestre una respuesta agresiva. 

Si, por el contrario, gestionamos la situación utilizando estrategias de educación canina actualizadas, aprenderá que no tiene que temernos, que no tiene nada que proteger de nosotros; confiará y podremos disfrutar de la convivencia. 

  • Vivir en base al conflicto genera altos niveles de estrés, tanto a tu perro como a tí. Deberéis estar siempre alerta, a la defensiva. Esto a largo plazo será muy dañino tanto a nivel físico como emocional. ¿Realmente merece la pena convivir así?
  • Desaparición de señales comunicativas. Cuando un perro gruñe, ladra o enseña los dientes nos está diciendo a su manera y con toda claridad, que está incómodo. Si, guiados por la teoría de la dominancia, decidimos que nos está retando y le castigamos, ese perro aprenderá que no merece la pena expresarse, le habremos enseñado que solo le queda la opción del ataque.
  • Aparición de múltiples problemas de comportamiento. Todos los castigos, el estrés, el bloqueo comunicativo e inseguridad que rodean a la convivencia basada en la teoría de la dominancia suelen provocar otros problemas de comportamiento como reactividad a perros o personas, protección de recursos o miedo generalizado.
  • Tu can puede apagarse. No hay nada más triste que un perro que ha aprendido a que cuando hace algo (inapropiado para el humano) será castigado. Son canes que están siempre apáticos, que dejan de experimentar con el mundo. La mejor opción para las personas que quieren ese tipo de convivencia es tener un robot o un peluche.

Alternativas basadas en el respeto y la empatía

En lugar de intentar establecer una relación basada en la dominancia, es importante fomentar un vínculo basado en el respeto mutuo, la empatía y la comprensión del comportamiento canino. Esto implica:

  • Aprender a comunicarse de manera efectiva con el perro.
  • Fomentar la confianza y la seguridad del can.
  • Proporcionar un ambiente enriquecedor y estimulante para el perro.

Conclusiones 

Fomentar una relación saludable con nuestros perros.

Vivir con un perro tiene que ver más con familia que con manada. Son individuos con emociones e intereses propios así como necesidades específicas. 

Frase destacada: Nosotros hemos elegido integrarlos en nuestras vidas, no ellos, y eso pone su bienestar bajo nuestra responsabilidad.

Entender lo que necesitan para estar bien, aprender cómo se comunican, descubrir sus intereses e inseguridades nos ayudará gestionar los problemas desde el conocimiento y el respeto. 

Mitos

Da igual cuándo coma tu perro, lo importante es que esté tranquilo y se sienta cómodo y seguro mientras lo hace. Procura que sea un lugar donde no sea molestado y evita todos esas esas malas prácticas como obligarle a esperar sentado mientras le pones la comida, meter la mano en su comedero o quitarle la comida mientras se alimenta: sólo aprenderá que no eres de fiar.

Nuevamente lo importante es que el can salga con un estado emocional tranquilo, es igual si lo hace antes o después de ti. En caso de que tu perro tenga dificultades con personas u otros canes, es bueno que antes de que salga mires a ver si hay algo que lo pueda asustar. 

No sólo es innecesario sino que será malo para su bienestar. El perro debe ir explorando durante el paseo, eso le ayudará a saber gestionar el entorno e interactuar de forma correcta con otros  canes y personas. No dejarle hacerlo es posible que provoque problemas de miedos. 

Es una opción muy personal pero desde luego tu decisión no debe estar influenciada por temas de dominancia. El perro se sube a la cama o al sofá porque es cómodo, porque huele a ti y porque quiere estar contigo. 

La monta en perros puede significar muchas cosas: altos niveles de estrés, juego,. intención de ayudar a otro perro a calmarse… hay que buscar por qué lo hace tu can. En muchos casos, perros que están jugando de forma intensa se estresan y esto desencadena esta conducta. 

El gruñido es un acto comunicativo. Es la forma que tiene el perro de decir que algo le da miedo o se siente incómodo. Por ejemplo, un perro que nos gruñe cuando nos acercamos al sofá en el que está tumbado, no está mostrando dominancia; simplemente cree que le puedes echar. Si se castigan los gruñidos, estos desaparecerán y es posible que el perro salte directamente a marcar o morder. 

Referencias
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