Al buscar un profesional para ayudar con nuestro perro es común enfrentarse a dudas sobre los métodos, enfoques o especialidades. También puede ser difícil determinar si esa persona es de verdad fiable y si será capaz de ayudarnos.
En redes sociales o parques caninos es frecuente recibir recomendaciones variadas, pero estas a menudo provienen de personas con poca formación o de profesionales desactualizados.
Es esencial saber qué preguntas hacer y qué señales de advertencia tener en cuenta al seleccionar un profesional. Y, por supuesto, si en cualquier momento esa persona te propone algo que crees que le puede hacer daño a tu perro, si te genera desconfianza, haz caso a tu instinto y busca ayuda en otro sitio.
Es esencial saber qué preguntas hacer y qué señales de advertencia tener en cuenta al seleccionar un profesional.
Desde la Fundación SrPerro Colega hemos creado un listado de profesionales actualizados y amables para acompañarte con tu perro.
Diferencias entre Educador Canino, Adiestrador y Etólogo
Antes de elegir a un buen profesional, necesitamos saber cuál es su área de actuación.
Educador canino
Se enfoca en aportar información y pautas prácticas para ayudarte a entender a tu perro y mejorar su bienestar y vuestra convivencia.
Su campo de actuación es muy amplio: desde acompañar en la educación del cachorro hasta ayudar a manejar problemas que surjan en el día a día, pasando por grupos de socialización, pautas de integración de un perro en una familia o actividades de ocio como rutas caninas.
Adiestrador
Se centra en entrenamientos específicos sin necesariamente considerar el contexto global de la vida del perro o poner en el centro su bienestar. Puede encargarse de entrenamientos para deportes como agility o canicross o trabajar señales como la llamada o el junto.
Muchos han empezado a utilizar la palabra “entrenador” para evitar las connotaciones negativas asociadas al término adiestrador, frecuentemente relacionado con profesionales desactualizados que trabajan de una forma muy sesgada, sin tener en cuenta el conjunto de la vida del perro, su bienestar y sus necesidades.
Etólogo
Es un especialista en comportamiento animal que generalmente se enfoca en realizar valoraciones y diseñar planes de trabajo (que después pueden ser implementados por él mismo o por un educador). Si es etólogo clínico, formado en veterinaria, también puede prescribir medicación.
Una misma persona puede combinar varias o todas estas áreas de actuación. Es muy habitual que los educadores caninos tengan conocimientos de adiestramiento y lo apliquen como complemento. Menos habitual, pero posible, es que un etólogo se haya formado en educación canina.
Claves para escoger a un profesional para ayudarnos con nuestro perro
Venimos de una época en la que la relación con los perros y el trabajo con ellos se basaba en la obediencia y el castigo. Hoy por hoy ha quedado demostrado que no es la mejor opción; ni para su aprendizaje, ni para su bienestar ni para nuestra relación.
Si estás buscando un profesional, ten en cuenta:
- Trayectoria profesional reconocida y actualizada: en su web y redes sociales podrás encontrar información sobre las formaciones que ha realizado, si hace cursos con frecuencia o si ha participado en publicaciones o medios de divulgación. Si el profesional no tiene demasiada trayectoria, debe ser honesto y explicar las limitaciones que tenga.
- Seguro de responsabilidad civil y capacidad de emitir facturas: si carece de ambas, no es un profesional.
- Conexión personal, basada en la empatía y la comunicación: en los primeros contactos debería mostrar un lenguaje comprensible y mostrar interés por vuestra situación. Hay veces que aunque el profesional sea muy bueno, no encaja con tu personalidad; en esos casos es mejor ser honesto y buscar otra opción, ya que para un buen trabajo es necesaria cierta compenetración.
- Evaluación antes de iniciar el trabajo: un buen profesional, antes de ponerse a trabajar contigo, realizará un análisis de tu perro, más o menos complejo en función de lo que necesitéis. No será lo mismo si lo que quieres es iniciar a tu can en el canicross que si hay que abordar un problema de miedo a perros.
En ocasiones, aunque nos hayan “vendido” una forma de trabajo luego la realidad es muy diferente. Cuando ya estés trabajando con un profesional deben garantizarse ciertas premisas:
- Utilice una metodología amable y empática: debe basar su trabajo en presentar experiencias beneficiosas para el perro, en las os sintáis lo más cómodos posible, ayudándote a comprenderlo mejor y ofreciendo herramientas y estrategias para construir una relación sana.
- Priorizar el bienestar animal: el bienestar físico y mental del perro debe ser prioritario. Hay evitar situaciones de estrés más allá de lo necesario y valorar siempre si el perro está en las condiciones óptimas para la sesión.
- Métodos basados en la ciencia: el uso de ejercicios y pautas basadas en estudios científicos es esencial, asegurando que los métodos aplicados sean efectivos y respetuosos.
- Capacidad de adaptación: las necesidades del perro y su familia pueden ir variando a medida que avance el trabajo, el profesional debe adaptar con el objetivo de alcanzar el máximo bienestar para el can.
- Seguimiento: la ausencia de seguimiento y apoyo después de las sesiones iniciales puede dificultar la consolidación de los progresos y la resolución efectiva de los problemas.
Señales de advertencia a la hora de elegir un profesional
Ten en cuenta que en ocasiones, profesionales desactualizados pueden ocultar sus métodos de trabajo, procura preguntar de una forma clara y no dejar lugar a dudas. Si vemos alguna de estas banderas rojas, es el momento de seguir buscando:
- Evita aquellos que utilicen métodos basados en el castigo, herramientas dolorosas como collares de ahorque o eléctricos, o que expongan al perro a situaciones estresantes.
- Promesas de resultados rápidos. Si promete resolver problemas de comportamiento en un tiempo fijo o en pocas sesiones probablemente esté ofreciendo soluciones superficiales.
- Falta de análisis global del comportamiento del perro. Un enfoque que no considera el entorno, la salud y la historia del perro puede llevar a intervenciones ineficaces y no sostenibles.
- Incapacidad para explicar claramente el plan de trabajo. Si el profesional no puede comunicar de manera efectiva el plan de trabajo, los objetivos y los métodos, es probable que no tenga una comprensión sólida de las intervenciones necesarias o que trate de ocultar algo.
- Uso de argumentos de autoridad. Utilizar la autoridad profesional como justificación para métodos cuestionables o coercitivos es una señal de alerta sobre la ética y competencia del profesional.
- Enfoque en situaciones concretas sin considerar el bienestar general. Si se centra en comportamientos específicos sin valorar el estado general del perro y su contexto de vida, las soluciones pueden ser ineficaces o perjudiciales.
- El castigo como única solución. Algunos aseguran que para determinadas situaciones la única opción que da resultados es el dolor o el miedo. Esto no sólo es falso, si no que puede ser muy perjudicial para tu peludo.
- No quiere que te impliques. Dejar a tu perro en su centro impide que tú y tu familia aprendais y generéis un vínculo adecuado, además puede resultar traumático para el can y es muy ineficaz a la hora de trabajar.
- Herramientas de castigo, prohíbidas y abusivas. Proponer el uso de collares de ahorque, collares de pinchos o eléctricos indica métodos basados en el dolor físico y psicológico, lo cual es inaceptable e ilegal.
- Exposición del perro a situaciones estresantes. Forzar al perro a situaciones en las que lo pase mal para conseguir resultados rápidos es propio de un mal profesional.
- No respetar la comunicación y espacios del perro. Forzar al perro al contacto sin respetar su comunicación y espacios personales puede causar estrés y ansiedad, y es una mala práctica.
- Aplicar parches sin abordar el origen en problemas de comportamiento. Aplicar soluciones superficiales sin abordar las causas emocionales subyacentes del comportamiento problemático no resolverá los problemas a largo plazo.
- Falta de interés en generar relación con el perro. No esforzarse en crear un vínculo indica falta de compromiso y empatía, esenciales para un trabajo eficaz y respetuoso.
Conclusiones
Elegir el tipo de profesional canino adecuado depende de las necesidades específicas de tu perro y tus objetivos. Opta por aquellos que utilicen métodos éticos y basados en la ciencia, garantizando un trabajo efectivo y respetuoso con el bienestar del perro.
Si sientes que un profesional hace daño a tu perro o te propone métodos que te resulten agresivos, son señales claras de que no deberías trabajar con esa persona.
Mitos
Tu eres quien convive con el can a diario. Un profesional podrá aconsejarte, pero también puede equivocarse. Hay profesionales que imponen su visión sin resolver al tutor; no es un buen profesional y sería buen momento para buscar ayuda en otro lado.
Las dificultades con las que convive una familia con perro son muy variadas. Pero además cada persona, cada, perro, y cada entorno tendrá diferentes variables que pueden afectar de una una otra forma. En ocasiones, al superar un problema, puede aparecer otro que estaba soterrado. Una terapia de rehabilitación e sun proceso complejo, que puede ir variando y que debe enfocarse de forma holística. No pueden ponerse plazos.