Las correas extensibles, que también conocemos por la marca que las hizo populares en su momento, las Flexis, siguen omnipresentes debido a su aparente comodidad para personas y perros.
Son flexibles en cuanto a su longitud -de ahí el nombre- y su mecanismo, similar al de las cintas métricas, permite al perro ir ganando distancia hasta que se vuelve a presionar el botón de bloqueo de la correa.
Esa flexibilidad, sin embargo, es parte del problema: conlleva riesgos y peligros de los que muchas personas no suelen ser conscientes.
¿Cómo funciona una correa extensible?
Cuando está desbloqueada, una correa extensible permite al perro avanzar e ir separándose de su tutor hasta una distancia de entre 3 y 10 metros, dependiendo del tipo de correa. El cordón o cinta se puede bloquear en cualquier momento y se recoge sobre sí mismo cuando el can retrocede.
A primera vista, parecen tener sentido, ya que facilitan una mayor libertad de movimiento al perro y no son excesivamente aparatosas. Además, el funcionamiento es relativamente sencillo: cuenta con un mecanismo de retracción con muelle que recoge la cinta o el cordón cuando el perro se aproxima hacia su tutor, siempre que no se haya presionado el botón de bloqueo.
Ventajas e inconvenientes de las correas extensibles
Podría parecer que todo son ventajas, pero en realidad es solo en apariencia:
- Este tipo de correas dan al perro mayor libertad de movimientos para que explore y se mueva por el entorno.
- Son sencillas de usar: basta con bloquear la correa cuando no queramos que un perro siga avanzando.
- Gracias a su extensión, puede usarse en distintos entornos.
Si observamos con más detalle estas supuestas ventajas, no son lo que parecen a simple vista. Los inconvenientes son considerables:
- Esa libertad de movimiento supone una tensión constante (del mecanismo retráctil) que el perro tiene que compensar: no solo irá más incómodo sino que puede aprender a ir tirando todo el rato -el sistema deslizante que funciona cuando el perro tira está reforzando ese comportamiento.
- El propio funcionamiento de las correas extensibles es poco funcional porque no permite recoger la cinta mientras el can siga tirando. A lo sumo puedes bloquear la correa de golpe, algo nada recomendable puesto que es igual que pegarle un tirón a tu perro: ese golpe seco puede generar problemas en el cuello o en las cervicales, dependiendo de si el can va con collar o arnés.
- Esos bloqueos bruscos, que son casi inevitables, pueden hacer que el perro vaya más estresado en todos los paseos.
- En paseos urbanos, cuando dos perros se encuentran en una acera estrecha, este tipo de correas pueden generar problemas adicionales si alguien bloquea “en corto” a su perro.
- La propia extensión variable facilita que nuestro perro pueda enredarse, que se meta por el medio de otras personas o animales, con el riesgo que supone esa cinta o cable de nylon.
- No es raro toparse con una situación problemática en la que no podamos “recoger” la correa.
Peligros de usar una correa extensible
Además de los inconvenientes, este tipo de correas conllevan una serie de riesgos para la seguridad de los perros e incluso para las personas:
- Las correas extensibles se enredan, pueden producir lesiones en manos y quemaduras.
- Hay entornos donde pueden generar situaciones peligrosas debido a su longitud variable: al entrar en un ascensor, al bajar del coche, si el perro va demasiado separado de su tutor y no alcanzamos a ver a tiempo algo que suponga un riesgo…
- En perros inseguros, con miedos o con dolores musculares, las paradas en seco pueden agravar todos estos problemas.
- Cuando la correa lleva un hilo de nylon entonces puede ser difícil de distinguir para corredores, ciclistas o paseantes y esto es un foco de accidentes.
- El mecanismo de bloqueo puede romperse, especialmente con perros grandes o si la correa se ha llevado un golpe o ha tenido mucho uso, generando un peligro considerable según dónde suceda.
- Si se cae al suelo el mando, el perro puede asustarse con el ruido y salir huyendo mientras arrastra la correa, algo que haría que se asustase aún más. Este es el motivo por el que demasiados perros acaban perdiéndose.
- En una situación de frustración hay perros que podrían morder el cordón o la cinta y romperla.
Alternativas a la correa extensible
La correa multiposición o una correa larga son opciones mucho más eficientes para cualquier entorno.
Si optamos por la primera, tenemos una correa ajustable con varias anillas que nos permiten cambiar la longitud según el entorno. Podemos adaptarla a cada momento y ofrecer paseos variados y seguros a nuestro can. Normalmente, con 2,5-3,5 metros de correa, un perro tendrá suficiente para realizar paseos enriquecedores en la ciudad.
En entornos en los que tenemos más posibilidades y versatilidad (parques urbanos, zonas de mar y montaña), las correas más largas nos permiten dar a los perros libertad controlada, practicar llamadas y construir paseos sin tirones.
Lo importante es que tanto las correas largas como las multiposición nos permiten modificar el largo de la correa de forma natural (aunque tengamos que ir “recogiendo y soltando” en algunos momentos), así como adaptarlo a distintos entornos.
Conclusiones
La única ventaja de las correas extensibles es la sensación de comodidad y flexibilidad que generan en las personas. ¿El problema? que esos presuntos beneficios no son reales y conllevan riesgos para los canes, pueden generar malos aprendizajes e incluso problemas de comportamiento.
Mitos
Tienen fama de ser cómodas pero en realidad su manejo no es tan sencillo, están limitadas “al bloqueo” y causan muchos más problemas o accidentes que una correa tradicional.
Pocos perros se benefician de la presunta libertad que ofrece una correa extensible pero en el caso de los canes pequeños o mini, no solo la sensación de tensión es mayor sino que se producen todavía más situaciones potencialmente peligrosas: enredos de correa, presentaciones directas e incómodas con otros perros…
Un error habitual es creer que requieren de un tiempo de aprendizaje: por supuesto, cualquier correa necesita que el perro y el guía entiendan el manejo y se comuniquen, pero las extensibles sólo añaden “ruido” a esta comunicación.