La salida y entrada de las instalaciones de una protectora durante el paseo es un momento crítico tanto para la seguridad de los perros como de las personas. Además de evitar accidentes, el manejo adecuado de estas transiciones impacta significativamente en la calidad del paseo y el bienestar del can. Por ejemplo, tener que reajustar el arnés al ponérselo mientras otros perros ladran puede aumentar considerablemente el estrés.
Cada protectora tiene sus propias características y recursos, por lo que las recomendaciones deben adaptarse a cada contexto. Sin embargo, la protocolización de un sistema de entradas y salidas puede beneficiar tanto a los perros como a los voluntarios, facilitando las tareas, ahorrando tiempo y creando un ambiente más relajado. Estas pautas están orientadas al proceso de salida y entrada, no al paseo en sí.
Recomendaciones generales
Estas pautas se aplican tanto a la salida del can como a la entrada tras el paseo:
- Puertas: no abrir una hasta que la anterior esté completamente cerrada y asegurarse de que los cerrojos estén bien colocados.
- Asegurar la ausencia de otros perros: antes de cruzar una puerta o pasar a otro espacio, verificar que no haya otros canes (o personas, si tiene dificultades con ellas) con los que pueda haber conflictos.
- Pasillo de cheniles: al pasar por lugares estrechos, frente a otros perros que ladran, llevar al can con correa corta y, si es posible, distraerlo con un juguete o comida para reducir el estrés.
- Registro de incidentes: anotar cualquier problema que ocurra durante las entradas y salidas para identificar patrones y ajustar los protocolos según sea necesario. Por ejemplo, que un cerrojo está dañado o que un perro se pone extremadamente nervioso al salir por la puerta.
- Señalización clara: colocar carteles en todas las puertas y pasillos para recordar a los voluntarios los pasos críticos a seguir.
La salida de las instalaciones
En algunas protectoras, los perros se sacan directamente de habitaciones o cheniles, mientras que en otras se hace desde patios con grupos de perros.
El momento de la salida puede ser caótico y peligroso si no se maneja adecuadamente. Para minimizar el estrés y aumentar la seguridad, es esencial tener protocolos claros.
Pautas genéricas:
- Preparar y revisar el material de paseo previamente:
Tener todo el material listo y en buen estado antes de ir a por el perro para evitar retrasos que aumenten el estrés. - Revisar el exterior antes de salir:
Dependiendo del entorno de la protectora y la visibilidad que haya desde la puerta, en algunos casos es aconsejable salir antes para valorar si hay algo que pueda asustar al can. - Precaución al abrir la puerta exterior de la protectora:
Muchos perros saldrán tirando con fuerza y esto puede provocar accidentes, como un resbalón o golpearse la mano con la puerta. Es recomendable mantener la correa corta y situarnos entre el can y la puerta para prevenir ese posible tirón.
Si la salida se hace desde el chenil:
- Evitar el cruce con otros perros:
Sacar a los perros de los cheniles o habitaciones en un orden que minimice el cruce con otros. Por ejemplo, sacar primero al más cercano a la puerta y luego al más lejano. Al pasar frente a patios con perros, hacerlo lo más alejados y rápido posible. - Coger al perro:
Este momento suele ser uno de los más complicados y depende en gran medida del can que va a salir de paseo. Si no tiene dificultades con personas, seguiremos este protocolo: esperar unos segundos para que se calme, después, abriremos la puerta ligeramente, sujetándola firmemente para evitar que el perro la embista mientras utilizamos nuestra pierna para bloquear la apertura. Meteremos la mano para colocar la correa en el collar del perro (lo ideal es que todos tengan) y, una vez puesta y manteniéndola corta, abriremos la puerta por completo y nos dirigiremos a la salida de inmediato. - Colocación del arnés:
Lo ideal es poner el arnés en un espacio tranquilo y seguro dentro de la protectora. Si el chenil o habitación está aislado de otros perros o los que hay alrededor están tranquilos, podemos hacerlo allí, pero esto no es lo habitual. Normalmente llevaremos al can a un espacio a parte, que debe estar cerrado para evitar que pueda escaparse. En caso de no disponer de el, se puede hacer un “cercado” con vallas de parque de cachorros altas o con pallets, aunque lo suyo es disponer de un espacio seguro para esto y debería ser una prioridad crear uno. Para llegar a ese lugar se puede utilizar la correa en el collar. - Un poco de calma previa:
Si el perro sale directamente de una habitación o chenil a un espacio seguro (como un patio sin otros canes), es ideal dejarle explorar un poco para que se relaje antes de salir de la protectora. También se puede hacer un juego de olfato si puede comer.
Si la salida se hace desde un patio con más perros:
- Seguir un orden de salida protocolizado:
Ayuda a los perros a anticipar cuándo les toca, reduciendo el estrés. Lo recomendable es que este protocolo lo diseñe una persona que conozca a los perros de la protectora en profundidad y a poder ser que tenga formación en educación canina. En caso de no ser viable, se puede usar el nombre del perro antes de entrar para indicar su turno, aunque los beneficios se podrán observar con el tiempo. Otra opción es, tras entrar, esperar unos minutos antes de sacar al can con calma. - Priorizar perros en el orden de salida:
Habrá perros que se pongan muy nerviosos ante la visión de otros yéndose o por la expectativa de su paseo. Esto puede tener implicaciones muy negativas como incrementar significativamente los niveles de estrés. Además, es fácil que comiencen a aparecer comportamientos como ladridos en valla que, a su vez, puede acabar desencadenando dificultades a la hora de relacionarse.
El regreso tras el paseo
El regreso suele ser más sencillo porque el perro está más relajado, sin embargo, es igualmente importante seguir ciertas pautas para prevenir accidentes o situaciones contraproducentes. Algunos consejos son:
- Evaluación del estado del perro: revisarle visualmente por si presenta heridas o signos de problemas, como síntomas de golpe de calor o espigas en la trufa en las patas o en las orejas.
- Confirmación entrada: dependiendo de la experiencia del voluntario y la estructura de la protectora, es recomendable que alguien confirme que se puede entrar sin peligro (que no haya otros perros, que no haya personas si el can tiene dificultades con estas, etc.).
- Piscina a la entrada: en días calurosos, tener una pequeña piscina para perros o un barreño grande en la entrada le permite refrescarse antes de regresar al patio o chenil.
- Entrada al chenil o habitación: a la hora de reintroducirlo, hacerlo lanzando un trocito de comida dentro (siempre que no comparta espacio con otros), va a favorecer un buen aprendizaje y evitará problemas (como que no quiera volver a entrar). Si el can va a un patio con otros, no se debe lanzar comida para evitar conflictos.
- Verificar si los cerrojos están bien echados: es importante revisar varias veces esto ya que un despiste puede implicar un can suelto y posibles conflictos o fugas.
Conclusiones
Estas recomendaciones son fáciles de implementar y tienen un gran impacto en la calidad de vida de los perros, su seguridad y la eficiencia en la gestión de las tareas de los voluntarios. Es crucial que todos los voluntarios sigan estas pautas de forma consistente para asegurar un ambiente seguro y relajado.