Exposición intensiva, abrupta y sin gradualidad a un estímulo que le provoca miedo o ansiedad, sin que el perro tenga opción de cambiar la situación. Cuando se utiliza como técnica, la idea es que, al enfrentarse directamente con el estímulo, el perro eventualmente dejará de reaccionar de manera temerosa o ansiosa. Sin embargo, esta técnica es muy controvertida y no se recomienda debido a su potencial para causar un estrés extremo y prolongado, lo que puede llevar a un empeoramiento del comportamiento y a una mayor sensibilización al estímulo.