l enriquecimiento ambiental, aplicado en protectoras, consiste en implementar estrategias que mejoren el bienestar de los perros, promoviendo una vida más saludable y natural. Se trata de ofrecerles la oportunidad de cubrir sus necesidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales, ayudándoles a reducir el estrés y a expresar comportamientos típicos de la especie. Esto se puede hacer de muchas formas: desde actividades olfativas, masticación y juego, hasta paseos que promuevan la exploración y contacto con distintos elementos del entorno.
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La clave del enriquecimiento ambiental es adaptarlo a cada individuo y a las condiciones de la protectora, aprovechando los recursos disponibles. En muchos casos, no se trata de una solución rápida, sino de un proceso continuado que busca mejorar la calidad de vida de los perros mientras esperan un hogar definitivo. Los perros en una protectora viven en un entorno lleno de restricciones y limitaciones, por lo que el enriquecimiento les proporciona herramientas para lidiar con el día a día y mitigar la falta de libertad que, inevitablemente, afecta a su bienestar.
Con estas estrategias, no sólo buscamos cubrir sus necesidades básicas, sino también fomentar su estabilidad emocional y su adaptabilidad. Esto, en última instancia, puede facilitar también su adopción al ayudarles a equilibrar su comportamiento y prevenir problemas relacionados con el estrés o la insatisfacción de sus necesidades, aumentando las probabilidades de encontrar una familia.
¿Sabías que…
varios estudios demostraron que el uso del enriquecimiento ambiental tiene un impacto directo en la reducción de estrés y fomenta comportamientos tranquilos.
Ejemplos prácticos de enriquecimiento ambiental
Facilitar la convivencia controlada entre perros compatibles para fomentar la socialización. Esto puede incluir tiempos de juego en grupo en el patio o simplemente la posibilidad de compartir espacio con otro perro con el que se lleven bien.
Esconder premios en una alfombra de olfato o en el patio para que los perros usen su olfato para encontrarlos. Esta actividad les estimula mentalmente y les ayuda a relajarse.
Proporcionar a los perros juguetes para morder o masticables como piel de vaca o asta de ciervo. La masticación reduce el estrés y es una necesidad natural, especialmente en perros jóvenes y en perros de ciertas razas con tendencia a usar la boca.
Utilizar juguetes dispensadores de comida, como los conocidos Kongs, donde los perros tienen que ingeniárselas para sacar el alimento. Esto estimula sus mentes y sus sentidos además de ayudarles a aprender a crear estrategias.
Llevar a los perros a pasear fuera de la protectora, permitiéndoles conocer diferentes entornos. En ellos los peludos pueden interactuar con el medio de forma natural, reduciendo su estrés y fomentando comportamientos normales de la especie como rastrear.
Crear una zona específica donde los perros puedan cavar libremente. A muchos perros, especialmente a los terriers, les encanta cavar, y poder hacerlo de manera controlada evita comportamientos destructivos en otras áreas además de ayudar a que estén más relajados y satisfechos.
Preguntas frecuentes
¿Cada cuánto tiempo se deben hacer estas actividades?
Esto es muy variable. Dependerá de los objetivos del enriquecimiento ambiental, de los recursos de la protectora, de cómo afecte a los perros… En general, se puede adaptar bastante bien las capacidades de las voluntarias.
¿Y sí en la protectora no hay mucho espacio?
Uno de los grandes beneficios del enriquecimiento ambiental es que se puede adaptar a los recursos de los que se disponga. Si no tienes espacio para hacer un jardín de estimulación sensorial, puedes colocar algunas plantas en diferentes espacios, usar cortezas de árbol en un trocito de suelo o incluso usar aceites esenciales. Muchas de las prácticas que se llevan a cabo no requieren de espacio: ejercicios de estimulación mental, masticación, etc…